Entre, sobre, dentro de un río desechable
y de locura, mirando
el veloz tren que pasa indiferente.
Entre desolaciones, sobre las secuelas
de inciertos futuros.
Dentro, fuera
de los ojos rotos de las ventanas,
nadando sobre un río de muerte,
sobreviviendo a las bocas de acero,
ellos los inocentes,
calentándose al sol,
maullándole a las lunas,
los gatos de Barcelona
nos piden cordura
desde sus ojos girasoles.
lunes, 4 de febrero de 2008
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