sábado, 1 de noviembre de 2008

Poemas de desencuentro (3 de 11)

18.- Invisible

hay ocasiones en las que me hago invisible
sí invisible
no sé si a otros les sucede creo que sí
pero yo me he dado cuenta
lo que no aseguro es
si seré convincente al explicarlo

pensad que hablo… de una puerta
la de la “VÍA 1” todos la vemos la
abrimos y cerramos
y nos aísla y protege
o nos fastidia esperar (que abran pasen
suban o bajen …)

creo que es comprensible
que está claro hay puerta y
nos afecta en nuestra vida diaria
pero no percibimos su existencia
la empujamos la abrimos la cerramos
(a veces de una patada) damos con los nudillos
discretamente o con la palma de la mano
para ser oídos del otro lado
pero de hecho la ignoramos

imaginad ahora el quicio diáfano
sin barreras ni estorbos transparente
cristalina como el aire cálido o
frío del ambiente
no está pero todos diríamos oye
que no está
qué ha pasado
¿se la han llevado? ¿se ha roto?
¿la han quitado? ¿porqué? ¿quién…?

y de ahí un paso a protestar afligidos
pobrecita con lo alegre que era
toda ella de gris perla y
marcas de herradura en sus bajos
y su picaporte quebrado
y su chirrido al abrirla…
¡y lo que protegía del andén!

tal vez no os hayáis dado cuenta pero
cuando estaba en su quicio
era invisible
es ahora que no está
cuando la vemos tal cual
con sus gracias y penas
y la estimamos en su función
y lamentamos su falta
su extraña pérdida
y nos interesamos por su deterioro
por su sustracción
por su fuga melancólica de nuestra incomprensión
del sentimiento de sentirse ignorada
solo ahora advertimos su presencia

no sé si convencí en lo de mi invisibilidad
(y la vuestra)
lo que sí sé es que nunca en ese caso
llegaremos a ser echados tanto en falta
como la puerta
como cualquier puerta

pbernal
de tren de otoño
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Tanka

En el camino
donde cruzan las luces,
pétalos secos.
El amor que perdura
se recrea en la lágrima.

pbernal 2008
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