23.- Pies de barro
embarrados los pies en el estero
sin prevención ni miedo al oleaje,
edificáis castillos artilleros
con soltura, sin miedo y sin bagaje
que curta y atesore vuestro vuelo,
camino aventuráis en el viaje
avasalláis sin penas, y sin duelo
trazáis la raya para que divida
el suelo que pisáis, de nuestro suelo
con amarras atáis la despedida,
voluntades ligáis con desparpajo
controlando el cordón que da la vida
de lejos parecéis el espantajo
donde prospera el ave peregrina
cuyos polluelos claman desde abajo
a vuestro lado nadie se imagina
la brisa madrugada en el trabajo
ni el frágil vuelo de la golondrina
vivís un mundo fácil, de relajo,
sin prisas, sin tensiones ni impaciencia,
pero dispuestos a matar de un tajo
sois la crema del nudo y de la ciencia:
juez y parte en el juego de la vida,
desde el trono rigiendo la excelencia…
y con los pies en tierra diluida.
pbernal
de tren de otoño
---
La crisis
La crisis te alcanzó cuando salías
medio dormida. Era una mañana
igual que la anterior y la siguiente,
con reverberación en los tejados,
sonámbulos actores presurosos,
un tráfico de muerte en el asfalto,
sudor en el transporte colectivo
y mil indicaciones
que no quisiste ver. Solo pensabas
en tu preocupación de cada día,
mucho más importante
que las habituales de la gente:
los graves avatares de la bolsa;
los estridentes gritos de la radio;
la multiplicación de los voceros
que pretenden abrir tu entendimiento
hacia la comprensión de lo que pasa…
¿Quién sabe lo que ronda
por tu cabeza cuando, el paso firme,
caminas en el metro a tu destino
mirando sin mirar esas miradas
perdidas en la bruma de las preocupaciones
que embargan al común de los mortales?
Cuando la crisis se encaró contigo,
por eso le dijiste,
sumida en una crisis desde siempre:
¿Crisis? ¿Qué crisis?
¿Cual es la que me toca?
pbernal/2008
---
jueves, 6 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario