3 A ESE SEÑOR DE ROSA
(para Rosa y Blanco)
Por el patio de coches pasea grata,
cogida de la mano, muy despacito,
a ese señor de Rosa, rubio, bajito,
la señora de Blanco, morena, chata.
La señora de Blanco, muy pizpireta,
sentada tras la mesa de su escritorio,
sueña con dos pasajes, y un territorio,
que guarda con papeles en su carpeta.
La señora de Blanco vive mil vidas
del Oriente prendidas por los viajes;
de una flor, del trabajo… Y de otra cosa:
que, además de sonrisas y despedidas,
la señora de Blanco lleva pasajes
para llevar de viaje al señor de Rosa.
pbernal
de las chicas del tren
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jueves, 13 de noviembre de 2008
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