jueves, 3 de mayo de 2007

El vaso

El vaso

Sin el exceso de la voz que grita,
sorteando los coches en el reto
de la presencia incólume, las luces
de sus piezas de puzzle rozagante
recogiendo las horas del silencio,
viendo el amanecer de cada día
como el contenedor donde se guarda
la levedad del ser: ser vigilante
en el alerta roto de doscientos
que reposan azules plateados
en el opaco suelo; penetrante
con la fuerza prestada del silencio
inundador de un alma liberado
compuesto por los sueños que nacían
al alba primavera, sorprendidos
por explosiones sordas y cobardes
que los aglutinaron en mil ojos…
En el vaso denuncian su inocencia,
vaso vuelto a la tierra, donde viven
su sueño en primavera destrozado,
pero unido en un grito silencioso
irisado en los vidrios de su forma,
sueño desarrollado en la desgracia
y unido como piezas encastradas
en una voluntad, en una sola
desde donde señalan el futuro:
en el dolor se juntan los atajos;
el llanto no conoce forasteros;
el sentimiento no entiende de razas;
la Tierra no es de nadie, y es de todos;
en el amor no cuentan las fronteras…
Aquel once de marzo lo supimos.

pbernal

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