9.- Lanzadera
Al sol le falta tiempo de dar los buenos días.
La densa niebla llena los tránsitos de Atocha.
Los trenes, encendidos, alumbran las ventanas.
Viajeros despistados recorren los andenes
con caminar aleve mirando atolondrados:
temen subir en otro perdidos en el tiempo,
y miran previsores al tren y a su billete.
En el andén parados, a un lado y otro lado,
convoyes nebulosos esperan su partida.
En el sutil goteo que marcan los clientes,
camina el tripulante*, con puños en los ojos.
Y sube equivocado en uno posterior.
Viajeros que soñaban con un café cargado
mecidos por la brisa y al son de su vaivén,
descubren la persiana de la cafetería
cerrada a cal y canto, y nadie a quien pedir.
Y el mozo tripulante, al ver que se marchaban
las luces enfrentadas a las de su lugar,
dudó por un momento, y casi se desnuca:
-¡maldita sea mi estampa!-. Pensó, cuando se iba,
que el tren retrocedía. ¡Que se iba para atrás!
* Tripulante: persona que atiende la cafetería en el tren, (en este caso, lanzadera).
pbernal
desde mi cabina
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martes, 30 de diciembre de 2008
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