SEMANARIO
Te quiero ver alegre cada día
desde tu despertar en la mañana.
Y en las tardes de cuentas y mercado.
Y en las noches de cuentos y de calma.
Te quiero proteger entre mis brazos,
y cantarte, bajito, mi balada.
Compartir los secretos: descubrirte
flores y espinas, junto a la ventana.
Te quiero en mi regazo recogida,
en casa y en la calle; y en la cama.
Y cuando te rodeas de pucheros
y rimas los aromas y las salsas.
Te quiero cuando exiges y protestas,
cuando coses o tiendes la colada.
Disfruto con tu voz, con tu armonía.
Sufro con tus pesares y desgracias.
Te quiero como el mar que te rodea,
como el río que juega entre montañas.
Eres para mi noche luz y vida,
ayer y hoy, y lo serás mañana.
Te quiero desde algún rincón lejano
oculto en el desván de la añoranza,
tú con tus ilusiones, yo las mías,
anhelando tu amor desde la infancia.
Y cuando tus amigas se reían.
Y cuando tus amigos acechaban…
Y cuando, temblorosa, sonreías
si te besaba.
pbernal
algo de ti
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Perversificaciones
46
El frescor del otoño le ha tostado
las hojas al recuerdo, de tal forma
-detrás del mar huyó la primavera-
que el frío, no el calor, cumplió el oficio
que corresponde al desamor y al fuego.
Ángel García López
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viernes, 26 de junio de 2009
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