SUEÑOS
Con una mano en su pecho
y musaraña en la cara,
calenturas del estío
te levantan de la cama
y te fundes en la sombra
de la cruel madrugada.
Los sueños que no soñaste
abandonas en las sábanas,
y te deslizas apático
por las calles, por las plazas,
cumpliendo tus compromisos
a través de la jornada.
Te animas con la promesa
del regreso, de la casa,
del descanso, de la siesta,
de la persiana bajada,
su mano sobre tu pecho
y el fuego de su mirada.
pbernal
algo de ti
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sábado, 13 de junio de 2009
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