Para que no me quede soso voy a inaugurarlo con un poema (de eso se trata, no?).
Hay que ser, sea como sea.
Satirizar las curvas de los gatos,
hasta que tomen cuerpo de mujer,
hasta que se parezcan
lo más posible
a la vida injustificable de los dioses.
Hay que ser. Es la vida,
es la crin de caballo del incienso,
que improvisa una danza milenaria
de la ceniza que se escapa de mi boca.
Es ella quien me dice que sugiera
la vida como un perro amordazado,
atado a la muralla
de la oportunidad de sus heridas.
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