Agosto se relaja. Alumbra el astro rey
entre las verdes hojas de arrayanes.
Mece los pensamientos angustiosos
una tranquila brisa,
como por mitigar nervios y prisa.
Se adentra el día en cupos de paciencia.
Vienen y van sonrisas y pesares.
Desfilan por la puerta derrotada
congojas, esperanzas, agonías;
desesperanza, alerta…,
en un cortejo de ilusión incierta.
Llena la tarde el vano del reproche
sembrado de ternuras presentidas.
Viene la noche. Llega con la sombra,
y acucia la premura
de prodigar caricias contenidas.
Arrecia la tiniebla vestida de neón.
Avivan la nostalgia de la espera
remolinos de hielo, como agujas
clavando el corazón.
Y en un momento, saltos, alborozo;
mudos gritos de risa, de emociones,
y, ¡qué alegría al escuchar tu llanto!
pbernal
de "cartas..."
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