La música de un contrabajo,
emite sonidos medicinales
en el agitado, latido diario
de una céntrica calle.
Un aprendiz de violinista,
al otro extremo,
le hace la competencia.
Sin mueca de enfado y sonrisa,
pide veinte céntimos por la música.
Subo la calle,
bajo lunas de libros
un poeta incipiente,
hace versos…
la voluntad, te lo regalo.
El ruido y las prisas ponen montaje.
a todo este teatro callejero.
La locura toma el asfalto
Los ojos se llenan de fantasía
Vuelves deprisa a la oficina,
Cambias el chip,
La seriedad se impone,
La rutina lleva gafas oscuras.
1 comentario:
Hola Conchi, estoy de acuerdo con lo que dice tu poema:"la rutina lleva gafas oscuras" y añado tapones en los oidos, hielo en el corazón´. La rutina nos mata, menos mal que podemos recurrir a la poesía para evadirnos de ella. Bueno espero verte cuando comience el curso.
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