domingo, 23 de agosto de 2009

EL HOMBRE EXTRAÑO


Era extraño aquel hombre,
o por tal lo tomaron,
porque besaba todo
lo que hallaba a su paso.
Besaba a las personas,
al perro, al mobiliario
y mordía dulcemente
la ventana de un cuarto.

Cuando salía a la calle
le iba besando al barrio
las esquinas, aceras,
portales y mercados,
y en las noches de cine
(también las de teatro)
besaba su butaca
y las de sus costados.

Por estas y otras muchas
los cuerdos lo llevaron
donde nadie lo viera,
donde no recordarlo,
y cuentan que en su celda
besaba sus zapatos,
su catre, sus barrotes,
sus paredes de barro.

Un día sin aviso,
murió aquel hombre extraño
y muy naturalmente
en tierra lo sembraron.
En ese mismo instante,
desde el cielo, los pájaros
descubrieron que al mundo
le habían nacido labios.


Silvio Rodríguez
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Detrás de toda pared siempre hay un silencio.


Jesús URCELOY
urcelología
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Vocación


¿Qué siento que desconozco?
¿Qué me conmueve y desgarra?,
¿qué me colma de tristeza
el pensamiento y el alma…?

Dime, Tú, qué debo hacer.
Ayúdame en la batalla.
Hazme ver Tu voluntad.
Aléjame Tu venganza…

Si difícil es mi sino
cuando me llames al alba,
dame fuerza para ser
eso que Tú me señalas.

Y si la carga me vence;
si delego tu palabra,
no me dejes de Tu mano.
Aunque yo te abandonara.


pbernal
2003
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