sábado, 22 de agosto de 2009

LA ESCALERA


Iba silbando mi trino
por una calle cualquiera
cuando a un lado del camino
me encontré con la escalera.
Era una escala sencilla
de rústico enmaderado
desde la calle amarilla
hasta el rojo de un tejado.

¿Qué se verá desde el techo?
dijo la voz de un extraño
y sin meditar el trecho
le puse afán al peldaño.
La brisa me acompañaba
en el ascenso del alma
y mi camisa volaba
junto al sinsonte y la palma.

Mientras más ganaba altura
la calle me parecía
más pequeña, menos dura
como de juguetería.
Y sucedió de repente
que después de alimentarme
con la visión diferente
sólo quedaba bajarme.

Dejé la altura en su calma
dejé el cielo en su horizonte
siguió batiendo la palma
siguió volando el sinsonte.
Me encontré con la escalera
cuando a un lado del camino
por una calle cualquiera
iba silbando mi trino.


Silvio Rodríguez
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Nunca te suicides sin ganas.


Jesús URCELOY
urcelología
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Voluntad


Pulsa la nota justa, vibra, suena
a deliciosa música su verso.
Lanza su corazón al universo
y responde una luz clara, serena.

Mueve la voluntad del nuevo día
con su trabajo. Calma los anhelos
ardientes, acuciantes: los desvelos
ponen de fondo suave melodía…

Quizá su todo fantasía sea,
su nada vuele torpe y aturdida
y su inquietud no encuentre otra salida
que derrocharse en muda verborrea,

pero infeliz y débil, en su herida
cautivo, sumergido en su tarea,
encontrará resquicio en la marea
para encontrar razones a su vida.


pbernal
2003
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