sábado, 1 de agosto de 2009

MESA DE DEBATE: POESÍA Y TECNOLOGÍA:
SUEÑOS SÓLIDOS, DE LAS SEÑALES DE HUMO AL BLOG
Mesa redonda. Béjar 2009-06-26.
por ANTONIO GUTIERRÉZ TURRIÓN
Voces del extremo

1.- El semiólogo, filósofo y creador literario Umberto Eco reducía las actividades humanas a estas cuatro: nacer, alimentarse, relacionarse con los demás y reflexionar sobre las tres primeras. Y ya los clásicos definían al hombre como zoón politicón, como ser social y político, que viene a ser lo mismo. Más cerca de nosotros, Ortega hablaba del yo y sus circunstancias, entendiendo que estas son consustanciales en la definición personal y en la comprensión de su raciovitalismo.
En todo caso, y pensando en imágenes más próximas y sencillas, sin atisbo de academicismos, no hay que hacer otra cosa que abrir los ojos para comprobar que todo sucede en un espacio y en un tiempo, y que ese espacio y ese tiempo están habitados por muchos seres y que el desarrollo diario no se puede entender sin su interdependencia. Algún divulgador científico ha intentado escenificar el momento en que se cifra la aparición de la vida como aquel en el que un ser ínfimo, acaso una bacteria, lanzó a su manera un grito de auxilio pidiendo ayuda y compañía, algo así como diciendo quién anda por ahí, que quiero decirle algo.
La historia es un desarrollo continuado de las formas y maneras de llamarse la atención unos a otros, de compartir, como se ha dicho, tiempos y espacios. Resulta maravilloso imaginarse cuáles pudieron ser esas primeras señales de contacto, eso primeros vagidos de alboroto, esas primeras señas de afirmación y de reparto. Después todo fue mejorar y mejorar la máquina.
El día en el que un ser humano fue capaz de otorgar solidez a la palabra, de hacer notar a otro que unos sonidos articulados representaban la imagen que los dos tenían de una realidad, el humo se había convertido en fuego abrasador, el ser se había hecho humano, la historia había dado un salto definitivo y la especie humana había nacido como tal. Lo demás ya es historia, es otra historia: inscripciones en piedra, papiros, monasterios, imprenta, fotocopias, extensión radiofónica, revisión y vídeos… Qué sé yo, la repera de todas las reperas.
Nada como internet, seguramente. Es el último grito, la última novedad, el más alto de los saltos en el circo. Y todo con tan solo unas decenas de años, casi nada en lo que supone el curso de la historia.
¿Habrá acabado todo? ¿Será el último grito? Seguramente no, pero es el que nos ha tocado vivir a nosotros, con todas las sensaciones de la historia a cuestas.
Para echar su cuarto a espadas en todo este misterio se han sentado en esta mesa unos creadores que tienen como herramienta de trabajo la palabra, que han tenido la mala ocurrencia de observar que el uso de las palabras, si se hace con tino, corre el peligro de provocar en el creador y en el oyente o lector algunas sensaciones especiales, eso que llamamos obra de arte en suma.
Ellos son Ben Clark, Vicent Camps, Marino González, Uberto Stabile y Fabio Rodríguez de la Flor.

Apartados:
a) Un repaso a la historia: ¿Cómo se imagina cada uno la situación física de un creador de la época clásica? ¿Y en la Edad Media? ¿En el Renacimiento (la imprenta)?
b) La difusión de la cultura en los medios de comunicación: radio, televisión, periódicos…
c) Los premios literarios.
d) El canon académico: la cultura y el poder.
e) La aparición de internet: ¿Cómo cogió a cada uno? La digitalización. El libro electrónico. La aparición de los blogs: características, universalización de la escritura; ventajas e inconvenientes. ¿Hay que tener un blog? Qué se cuelga y qué se debe colgar en internet. Blogs recomendables. Nuevas tecnologías para la edición en internet. ¿Qué próximas novedades se esperan en internet? ¿Existe algún registro literario y lingüístico que sea propio de internet? El lenguaje de los SMS y los móviles.
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Cuanto mayor me hago sé menos de qué me río.


Jesús URCELOY
urcelología
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Esencia de muchacha



Por la esquina del tajo en una casa
—martillazos y sierras y pilares—
revolotea
—hojas secas de aquel castaño viejo,
papeles de desidia
y mil pulverulencias cenagosas—

una falda ceñida a una muchacha.

Apacigua su vuelo con su mano.
Camina presurosa,
el recelo prendido de su cara.
Su cabello retoza con el viento,
y por momentos,
con la otra, rebelde, los separa.

Un albañil encofra en las alturas
—sube un serón repleto de argamasa—
y la distancia mide,
y le alegra la risa de sus manos
despabilándose las telarañas…

Pasa la moza frente a los montones
de ladrillos y sacos y esperanzas,
y su aroma se mete,
entrelazado en ráfagas traviesas,
por los huecos desnudos de la casa.

En los cimientos se aposenta
su esencia de muchacha,
y asciende por la soga
en el mismo serón de la argamasa;
y en el peón despierta,
y al maestro contagia
entusiasmos, anhelos, soledades
que dan lugar a cientos de piropos
y silbidos soeces de alabanza.

Luce grana la piel de su mejilla
—el hoyuelo de fruta se afianza—
encendida de versos encofrados
y música estridente
caídos de lo alto en desbandada.

Le vence la premura
y en la acera se pierde caminando
por la blusa y la falda modelada
en ondas de bandera
mientras el viento
desdibuja la huella de su paso
trazado en el polvillo
de mil restos de yeso y de argamasa.

Envuelta en los requiebros
de la casa metida en bastidores
—inhóspita, mas viva en ese instante
por la esencia sutil de la muchacha
y el requiebro de los encofradores—
su silueta se pierde en otra esquina
ocultándola al tajo de la casa.


pbernal
2002
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11 DE CÓMO LA POETA SE SIENTA FRENTE A ÉL Y LE DICE UNAS PALABRAS

(Para Pepe Carranque, mi amigo)


Te balanceas en una silla
y quieres tirar los minutos
que se caen de los días repetidos.

Es como si columpiándote
al ritmo de las horas
pudieses alcanzar lo diferente,

y todo es igual, aquí o allí,
los semáforos, los cruces, las rotondas,
la piedra de escoria llena de barro
que se nos va escurriendo.

Y vas envejeciendo, como yo,
sin poder evitar nuestro destino
de hombre y mujer,
sin conformarte con esa música de cielo
que suena por ahí.

Pero te quiero, amigo,
y te compro otra música
para atenuar esa arruga nueva
que nos está saliendo,
porque pesa muy poco:
para que la escuches,
para que te la lleves.

Marisol Huerta
puedo empezar así
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