miércoles, 12 de agosto de 2009

El verano cansa más que la nostalgia.


Jesús URCELOY
urcelología
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18 AL ESTILO ROMÁNTICO


Ya se acerca la edad asquerosa,
la edad de las hojas caídas
en ese otoño que no acaba,
donde un sillón y una lumbre,
parecen todo lo que queda.

Dadme, ¡oh dios!, algún día bueno ahora,
en este paseo entre el jardín sin podar
entre este estar aquí o allá sin saber dónde estoy.

Dame ojos de dulce mirada:
ojos de amor verdadero los viernes,
ojos brillantes los sábados,
ojos de papel los domingos
y deja mis ojos cansados allí,
en cualquier lado
el resto de los días.

Dame sus dedos jugando en mi piel,
sus dedos de ida y vuelta
pero también el sillón y la lumbre
y el jardín sin podar.

Dame un roce para cambiar mi rostro,
mi rostro viajero, hilo de Ariadna,
mi rostro alas, montañas,
mi rostro tropel de estrellas perdidas,
mi rostro huída, mi rostro.

Dame, oh dios, más tiempo
en un suelo de alfombra suave
en una ventana abierta
donde sigan vivas las flores.

Dame un hogar donde se oiga
algo más que una segadora triste.


Marisol Huerta
Puedo empezar así
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La fea




El teatro deslumbra en una esquina.
Llueve, y una limosna lisonjea
una muchacha pobre, sucia, fea
al rebujo de gente y marquesina.

En la rama conviven flor y espina
y el altivo rehuye tal ralea:
sus ojos pone allá donde no vea
la congoja llorona y anodina.

Es tan aguda, consumada actora,
que repite su súplica cantora
con el tono y el gesto de un guión,

y la duda me asalta a la salida
al verla tan lozana y decidida:
¿Quién ha logrado la mejor función?

Medito la cuestión,
una vez más observo su contrato,
me voy ante la fea, y me retrato.


pbernal
2002
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