Sonó la guitarra mientras bailaban,
un quejido rasgo la niebla
en un canto de voces rotas,
malviviendo en un tiempo negro.
El hielo de las piedras, fue
blanca espuma de enfurecidos mares.
Mil canciones revivieron en sus oídos,
un recuerdo hizo blanco en su sonrisa,
le hirió la música
sus manos tocaron dones lejanos
abrazados a las pupilas de hoy,
tembló
sintió el vacío
la guitarra tocó su último acorde.
martes, 20 de enero de 2009
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