El calendario renovó sus hojas
un recuerdo marchito,
silencio de papeles,
los dedos juegan, un clic de ratón
muestra páginas de redes y amigos.
El juego atrapa,
con sorbos de botella
trago minutos de vacío.
Busco, con chupachús de tinta
en el desnudo silencio,
el teléfono, fue un murmullo,
como un robot conteste
no comprendía nada,
absorto, en este entramado de redes,
mis oídos estaban presos.
Recorrí un muro, para conocer un chino,
fui su admirador por un rato,
jugué en esta idiotez con trescientas mil almas,
me costo salir de esta droga sin sentido,
el chino volvía a la página,
Conseguí salir de su influencia.
Te deje, colgado en el muro,
las monótonas horas
en el puesto de mando
habían devorado tu cerebro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario