El repetidor se ha rascado la cabeza.
Hoy no hace más que rascarse la cabeza.
Y quejarse.
Ciertamente la vista es privilegiada, dice.
¡Ay!, suspira, si pudiera contar lo que veo...
Una antena clásica replica
desde su cortedad en las tejas:
— ¿Es que no puedes…?
Una parabólica le da con el codo:
— Nosotras no hablamos, clásica; repetimos.
A saber qué le cuentas tú a los de abajo…
El repetidor vuelve a rascarse la cabeza y
tropieza con el pico
de una cigüeña
que acaba de dejar un palito más
para la construcción de
su nueva casa.
pbernal
de tren de otoño
domingo, 5 de octubre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario