VI El trabajador
De las economías, tolerancia:
con la renuncia expresa por escrito,
me pongo en casa, y con ello evito
desgaste, desazón y discrepancia.
A percibir renuncio la ganancia
del excedente horario no prescrito.
Y del curro en un día no descrito.
Y en el de vacación de circunstancia.
Reniego de las normas del contrato
nacidas desde alguna mente inculta
que asfixian y encorsetan mi trabajo.
Mi calidad de vida, cuesta abajo.
Y no sé bien a quien cargar la multa:
si a mi dedicación, o al sindicato.
pbernal
de tren de otoño
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Taller de creación poética
Ejercicio: necrológica a un compañero (según modelo de Edgar Lee Mansters en Antología de Spoon River).
Ester Lucio (1963 - 2006)
descansaba en paz antes de morir
Aquel año fue maravilloso:
La puesta de sol en la sabana de Onghari,
el poblado tucna, los hombres de barro,
los porteadores que me condujeron
a los bosques cercanos al volcán,
el espalda plateada que me acogió en su grupo,
su vida apacible, sus caricias fraternales;
libre y segura lejos de la bestia blanca.
Aún escucho el ronco preludio
a la erupción del Kumanbora.
José Pérez Carranque
octubre de 2008
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A Pepe, en recuerdo
Yo, José P punto Carranque
aparecí oscilando en el centro del auditorio
la mañana en que la asamblea general
comenzó con casi dos horas de retraso
a la espera del director de recursos,
yo mismo.
Cuando alguien irrumpió en la sala
y lo comunicó,
a J. L. Ruidera no se le encogió el gesto
y tras el silencio dijo:
"Lástima, era un buen chico.
¿Continuamos?"
Esther Lucio
19 de octubre de 2008
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martes, 21 de octubre de 2008
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