VIII A sotavento
Me gusta cada día mi trabajo.
Andar entre la gente. Mi viajero.
Hablarle, e informar al extranjero
y a la dama sin pausa y a destajo.
Con el faro sombrío de mi tajo,
me gusta desvelar el candelero
de la noche velada de un enero
con amagos de luna y golpe bajo.
Ya no quiero saber nada de nada
de gráficos y turnos y empujones
en el amanecer de cada día.
Me gustan los excesos de jornada.
Las mermas. Trasnochar. Los madrugones.
Y vivir en el tren, sobre la vía.
pbernal
de tren de otoño
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Necrológica
Cuando mueras
(Para Manela Sola, con cariño)
Aquí yace mi cuerpo
tan seco, tan arrugado. Desván
de piedra con memoria,
urna tapizada de flores frescas.
Y este olor intenso a tierra mojada
me trae tu tacto, tus dudas, tus manos,
la música de tu piel, tus caricias.
Este olor intenso a tierra mojada
esparce mis palabras por el viento.
Este olor que, por fin, me reconforta.
Mª Sol Huerta
octubre 2008
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jueves, 23 de octubre de 2008
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