Eras el cobijo de mi sonrisa
en un día de lluvia.
Con la estufa de tus pupilas,
dabas calor a mi mañana
tus modales de caballero,
salvaban este ambiente tosco,
ahora que te has ido,
mi seiscientos se para,
y la carrocería esta en el suelo.
martes, 21 de octubre de 2008
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