viernes, 24 de julio de 2009

¿LA POESÍA DEBE ESTAR AL SERVICIO DE ALGO O DE
ALGUIEN?, ¿DE QUÉ O DE QUIÉN?, ¿POR QUÉ?

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Adu dijo... (19 de junio)

Empezaré por el final (¿para acabar por el principio?): el tema da para un tratado (o varios). Pues sí, sobre todo si es de los blanditos fofos con que alimentan a las multitudes ignorantes. ¿Es que alguni de los que estamos por aquí cree que va a dar una solución plausible? Yo creo que no, que sabemos que solo participamos porque nos gusta pensar. Bien, a ver si no me pierdo.
LA VERDAD Y LA BONDAD SON ÉTICAS EN SÍ MISMAS. Me gusta esta frase ¿de Manolo?, tal vez hay que referirse a esto, más que a la ética o a la estética o a la Estestésica, uy, me parece que me pierdo.
REIVINDICO EL DERECHO AL HEDONISMO: escribir por el placer de hacerlo.
Uno escribe, o pinta o compone o loquesea, CREA, en definitiva, no PARA algo sino POR algo. Porque se lo pide el cuerpo, diría yo; porque lo necesita, porque se libera. Si acaso hay una finalidad será la de sentirse bien. Yo al menos lo vivo así y no siento ningún remordimiento. Escribo porque me sienta bien, y escojo los temas en función de lo que me hace disfrutar. Ni más ni menos.
¿Frivolidad? No, no lo creo.
¿Es ético? Tampoco lo creo.
Salvo que lo que yo hago se valore en función de la espontaneidad, de lo verdadero, de su origen en lo profundo del alma. Y ¿qué es lo que hago? Pues lo dejo salir de forma natural, sin fingimientos ni poses (disculpad que hable en primera persona pero de otro modo me pierdo otra vez). Entonces sí, es posible que el producto sea estestésico.
¿Seré estestésica si soy verdadera?
Hoy la cabeza no me da para más, chiquis. A ver si otros toman el relevo.
Aprovecho la ocasión, aunque no tenga mucho que ver, para felicitar a los organizadores y coordinadores por no haber caído en la tentación de ponerse ellos mismos como ponentes. Gesto elegante y de buen gusto no tan frecuente como debiera.

de “diariodeunsavonarola.blogspot”
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Cuando digo la verdad me dejan colgado a mitad del discurso.


Jesús URCELOY
urcelología
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Pateras



No sé qué quieres que a mi puerta llamas
después de tu viaje por esa mar tan gruesa,
vecino, tan temprano.
Aterido de frío, sin ropa ni equipaje,
golpeas mi conciencia, y no sé qué decirte.
El abandono de tu tierra madre,
a ciegas permutado por la vaga promesa
de mejora, me llena de estupor.
Me turba tu mirada. La sonrisa
que resplandece en tu semblante alerta.

No sé qué quieres. Tal vez desconfío
de que me solicites el pago de una deuda.

Aquel antepasado aventurero
que se fue por los mares en busca de tesoros.
Tal vez la codiciada fortuna, conquistada
en la selva, nunca correspondida.

¿Podría conformarte una sonrisa?
¿Podría conformarte una palabra…?

Dímelo tú, viajero diferente,
de miseria manchado, que llamas a mi puerta
con la dulzura triste de un esclavo.


pbernal
2002
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7 HAYKUS DE SALÓN


Solo una mesa
volcada sobre el suelo,
desconsolada.
Sus huellas en la alfombra
son lágrimas de barro.


La sopa tibia
en un cuenco seguro
moja tus manos.
Tus labios lentos sorben
el paso de los días.


Una lámpara larga
dibuja un rompeolas
por las paredes.
Las sombras pulverizan
esos bordes de luz.


Un sofá al fondo
sentadas dos personas
en cada extremo.
Los pies sobre sus muslos
afinan la distancia.


Marisol Huerta
puedo empezar así
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