domingo, 5 de julio de 2009

POR UN DIA


Ni un momento te veo yo parada:
que si lavas la ropa, que si guisas,
pendiente de la puerta de la calle,
cosiendo ese botón a mi camisa,

maestra de sabores y de salsas,
delante del fogón, en la cocina,
oculta entre cucharas y sartenes
en el aroma de repostería…

Tienes muy buena mano con las flores,
rosa, jazmín, clavel; ruda; celinda…;
les hablas con cariño si las podas
y ellas te lo agradecen y te miman.

Por la tarde te sientas en la sala
y, con tu disciplina de modista,
enjaretas la blusa, plisas tablas,
dibujas el contorno de la sisa…

También le pones parches de badana
al roto de los codos y rodillas
de mi jersey de lana,
y al pantalón le fijas la bastilla…

Resignada y solícita enfermera,
pendiente de la fiebre de mi tripa,
velas la noche al borde de mi cama
después de trabajar durante el día.

Deja ya de afanarte con la casa
que no van a venir de las revistas
a sacar una foto del salón
ni a mirar si hay pelusa en la cocina,

y vístete la larga falda blanca
de tablas, con reflejos de amatista,
que con la blusa azul
tanto me recordabas a una niña.

Difumina la sombra de tu piel
con la desenvoltura y maestría
que con el día nace de tus manos
delante del fogón de la cocina,

y, como emperatriz, engalanada
con el mantón bordado de Manila,
esperas a que llegue
sentada en tu butaca preferida.

Tómale de la mano con tus palmas,
descúbrete en los ojos que te miran,
y os perdéis por las calles
como cuando salíais a escondidas.

Y no quiero que pienses en mañana.
Olvídate de todo por un día,
que yo sabré cuidar bien de la cosas
mientras tú te diviertes, mamaíta.

pbernal
algo de ti
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Perversificaciones

60

Una flor es la flor, no hay nunca otra.
Por ello al recordar lo de aquel día,
haré que mi recuerdo no recuerde
hasta abrirle la puerta a quien no abro
la puerta.

Ángel García López
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